Experiencias

El compromiso de continuar educando en contexto de pandemia

La experiencia del Campus Virtual UNLa

Durante el 2020, debido a la situación excepcional de emergencia sanitaria por Covid-19, las instituciones universitarias se vieron en el desafío de elaborar de forma precipitada un conjunto de estrategias para garantizar la cursada de forma totalmente virtual. En la UNLa, gracias al compromiso de toda la comunidad universitaria se logró desarrollar un ciclo lectivo diferente, a través de distintos entornos virtuales.

Durante todo el año, Campus Virtual acompañó a la comunidad educativa desarrollando una batería de capacitaciones con el objetivo de orientar, asesorar y brindar distintas herramientas que les permitieran adaptarse en tiempo récord a esta nueva situación educativa.

En el marco del Programa de Capacitación Docente (PROCADO), se ofrecieron microtalleres virtuales a docentes de nuestra universidad, orientados a temáticas específicas de la cursada virtual: herramientas de la plataforma Moodle para evaluaciones, la organización del aula, videoconferencias, entre otros. También se desarrollaron tutorías personalizadas, se diseñaron videos tutoriales y se creó un dispositivo de apoyo denominado Espacio virtual de acompañamiento para la gestión del aula extendida.

El 2020 sin dudas fue un año de mucho aprendizaje. Aquí compartimos algunos mensajes de aquellos que se sumaron a nuestras propuestas de capacitación en el uso de herramientas virtuales:

Les recordamos que Campus brinda tutorías personalizadas sobre el uso de herramientas virtuales, no duden en contactarse con capvirtual@unla.edu.ar. Para solicitar tutorías pueden hacerlo aquí.

La experiencia virtual en FORMARNOS

Por Analía Martínez >>

Mi experiencia en entornos virtuales había sido nutrida como estudiante en la universidad. Me resultaba imprescindible poder tener un contacto con el docente más allá de la clase presencial. Entendía que el camino de la formación iría hacia esos horizontes. Así fue como realicé diferentes cursos virtuales, en diferentes plataformas, con mayor o menor satisfacción.

Al incorporarme como tutora del Programa de Formación en Gestión Pública y Social Formarnos asumí el compromiso de convertir a las aulas virtuales en un recurso accesible y complementario. A la vez que comprendí el desafío que ello implicaba.

La dinámica presencial que se da en los talleres de Formarnos es fuerte, abierta y democrática. Continuar con ese “ida y vuelta” desde la pc presentaba cierta dificultad. Incorporar actividades de foros de debate y de opinión permitió abrir una puerta.  Los estudiantes podían continuar exponiendo sus experiencias y sus ideas de manera abierta y recibían la devolución del tutor en cada intervención. Además incluía a quienes no son tan participativos en clase o que son un poco más tímidos para alzar la voz en el aula. Con frases propias esas actividades replicaron, en muchos casos, el espíritu de taller.

También fue importante dejar materiales audiovisuales en el aula: videos, canciones, notas periodísticas, etc. Las mismas permitieron agudizar el ojo crítico, comparar posiciones y encontrar ejemplos de la realidad para relacionarlos con la teoría.

Sin embargo, también hubo falencias. Muchos participantes no poseían acceso a PC o no conocimiento previo sobre capacitación online, lo que desmotivaba su uso. La estrategia en ese caso fue ofrecer las PC disponibles en nuestra biblioteca y, especialmente, dedicarle tiempo caso por caso. Si bien finalmente no todos accedieron, si se dejó en claro la predisposición del equipo para que pudieran acceder este entorno. 

El conocimiento generado en el aula virtual permitió enriquecer conocimiento con otros materiales, incorporar recursos interactivos y de las redes sociales, ayudar a que otros aprendan y fundamentalmente, consolidar el sentido de grupo. 

Invitamos a todos aquellos docentes de la UNLa que deseen utilizar aulas virtuales a ponerse en contacto con nosotros:

E-mail: capvirtual@unla.edu.ar / Teléfono: 5533-5600. Interno: 5842 / 5836

La figura del docente orientador en un espacio virtual de aprendizaje

Por Clara Ingrassia, >>

Como cada miércoles, desde el Campus Virtual participamos con nuestra columna de Tecnologías de la Información y la Comunicación en el programa Feria Franca de radio Megafón UNLa, reflexionando acerca de las TIC y su convivencia con determinados aspectos de la vida cotidiana y académica.

En esta ocasión, nos acompañó Clara Ingrassia, docente del Campus Virtual y de la Licenciatura en Tecnologías Digitales para la Educación, a conversar sobre el rol del docente orientador mediado por entornos virtuales.

El Programa Docentes Orientadores de la UNLa nace en el año 2007 con el propósito de acompañar la transición del estudiante que ingresa a la vida universitaria en el primer tramo curricular de sus estudios. A partir de diferentes acciones y estrategias de acompañamiento se espera que el estudiante se apropie de un conjunto de comportamientos, reglas y modos de hacer propios del espacio universitario. Ahora, la particularidad de la experiencia que comentaremos en esta nota radica en el hecho de que el proceso de acompañamiento se realiza desde un entorno virtual debido a que la experiencia formativa se ofrece bajo esta modalidad, por lo tanto el contacto, acompañamiento, y seguimiento de los estudiantes se realiza también desde este espacio.

Cuando el ciclo de licenciatura en “Tecnologías Digitales para la Educación” se integra al programa de docente orientador de la UNLa comienza el largo camino de construcción y conceptualización de un rol que acompañando el proceso que el conjunto de docentes orientadores inicia, se encuentra con el desafío de pensar y reflexionar en torno a la identidad del Docente Orientador ¿digital? (en adelante DO).

El ingreso de los estudiantes a la universidad es un proceso que está marcado por las vicisitudes y complejidades propias que tiene todo pasaje de una cultura a otra. El estudiante universitario se enfrenta a una cultura que tiene sus propias reglas, sus modos de ser y hacer lo cual demanda el aprendizajede ciertas y determinadas prácticas institucionales e intelectuales que deben ser aprendidas por el estudiante.

Según A. Coulon (2005), sociólogo francés, afiliarse significa aprender la institución y asignarle un sentido a los objetos institucionales y cognitivos del mundo académico [1]. En este proceso, el autor distingue dos tipos de afiliación: institucional e intelectual. La primera comprende el conocimiento de los modos de funcionamiento de la universidad, su organización administrativa y funcional, sus principios, y las normas que regulan la acción de sus actores. La afiliación intelectual, en cambio implica abrirse paso en un terreno de conceptos, categorizaciones, discursos y prácticas propias de la esfera de la educación universitaria.

Apropiarse y ser parte de la vida universitaria requiere que el ingresante aprenda el oficio de estudiante universitario. Según Coulon este proceso se daría en tres tiempos: el tiempo de la alienación (entrada a un universo desconocido que rompe con el mundo anterior); el tiempo del aprendizaje (movilización de energías, definición de estrategias, adaptación progresiva); y el tiempo de la afiliación (relativo dominio de las reglas institucionales). Si el pasaje es exitoso, el individuo progresa de su condición de novato a la condición de aprendiz, y de ella a la de miembro afiliado (Coulon, 1995).

El rol como docentes orientadores pivotea en esos tres tiempos y conscientes de que se trata de un aprendizaje arduo puesto que las normas y reglas se aprenden en el hacer concreto y en simultaneidad al desarrollo de las actividades académicas es que generamos un conjunto de acciones y actividades que colaboran y contribuyen a que el pasaje y tránsito hacia el nuevo status de estudiante universitario se dé exitosamente.

Ahora bien, ¿cómo llevar adelante la tarea de docente orientador desde un espacio mediado por la tecnología?, ¿qué particularidades le imprime el entorno virtual al aprendizaje que ya debe realizar el estudiante?, ¿qué debe aprender un estudiante de entornos virtuales para adquirir finalmente el estatus de estudiante universitario?

Llevar adelante nuestra tarea entonces, requiere reconocer que:

  • Que la experiencia de aprendizaje se realiza en un contexto virtual y que si bien la mayoría de los estudiantes tiene habilidades informáticas no significa que conozcan y sepan manejarse en entorno virtuales. Por otro lado si bien presentan un importante y prolongado recorrido por el sistema educativo éste fue hecho desde un formato presencial.
  • Que en un contexto virtual la propuesta se basa fundamentalmente en un conjunto de materiales, actividades y recursos de autoaprendizaje, de propuestas de mediación y comunicación telemática, de aprendizaje colaborativo en donde ni la acción docente ni el trabajo del estudiante lógicamente pueden ser de la misma índole que el desarrollado en una acción formativa presencial.
  • Que el aprendizaje en entornos virtuales requiere que el estudiante tenga una actitud proactiva, tenga ciertos grados de autonomía, posea capacidad para organizar su estudio, que logre la participación activa en la comunicación y en el aprendizaje colaborativo en el aula.
  • Que al tratarse de una propuesta formativa universitaria las exigencias en cuanto a lecturas, recorridos temáticos, producciones, etc. aumentan considerablemente. Además se requiere la puesta en marcha de procesos analíticos y reflexivos de nivel superior.
  • Que cursar en entornos virtuales supone un tiempo que no es necesariamente menor al tiempo que demandan las propuestas formativas presenciales. Sí es distinta la administración de ese tiempo.

Por otra parte estudios realizados en torno al estudiante de entornos virtuales reconoce que la permanencia y éxito de los estudiantes depende entre otras cosas de la posibilidad de generar una red de relaciones con sus pares al interior del aula, esta red de relaciones tiene un efecto positivo en el sostenimiento del proceso individual.

El acompañamiento, entonces, a los estudiantes está orientado a favorecer la familiarización con el campus virtual y los modos propios y particulares de ofrecer información que tiene la educación a distancia, iniciarlos los procesos de comunicación mediada por la escritura, abordar la identidad de estudiante digital, promover la comunicación escrita, incentivar la conformación de grupos de estudio a través de las diferentes aplicaciones y dispositivos, estimular el fortalecimiento de los procesos de comunicación desde todas las vías posibles, favorecer instancias colaborativas de trabajo.

En síntesis, dado que el aprendizaje se produce en el mismo momento en el cual se transita la experiencia nuestra tarea es acompañar el camino, el acercamiento y las experiencias que cada grupo va teniendo mientras recorre el camino que los lleva a consolidarse como estudiante universitario.


Bibliografía:

Bautista G., Borges F. y Forés A.: Didáctica universitaria en Entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje. Nacea. Madrid. 2006.

Casco, Miriam Afiliación intelectual y prácticas comunicativas de los ingresantes a la universidad Co-herencia, vol. 6, núm. 11, julio-diciembre, 2009, pp. 233-260 Universidad EAFIT Medellín, Colombia

Clément A., Boniscontro M., y Mancovsky V., Programa Anual: “Docentes OrientadoresUNLa”. Secretaría Académica. Universidad Nacional de Lanús. 2014.
Documento de circulación interna.

Coulon, A. (2005) Le métier d´étudiant. L´éntrée dans la vie universitaire. Anthropos. Paris.

Pierella, Ma. P., El ingreso a la Universidad como experiencia subjetiva y cultural en estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario”. Raes Revista Argentina de Educación Superior.


[1] Cf. Coulon, A. (2005) Le métier d´étudiant. L´éntrée dans la vie universitaire. Anthropos. Paris.

 

Los adolescentes y las redes sociales

Por Roxana Pascolini >>

Todos conocemos del gran impacto y propagación cultural que tienen hoy en día las redes sociales y, como todo acontecimiento cultural nuevo, dicha propagación trae aparejada polémicas, controversias. Se encuentran aquellos que están a favor o en contra de las mismas, no solo con respecto a las redes sociales, sino a las Tecnologías de la Información y la Comunicación en general.

La introducción de una nueva tecnología históricamente a traído en general algunos debates y resistencias, se ofrecen ciertas resistencias a lo que es nuevo porque exigen una transformación, un reacomodamiento de nuestras práctica instaladas, implican una revisión de las mismas que muchas veces o no se está preparado, o incomoda o nos interpela a corrernos de nuestra zona de confort. No es la intensión tomar algún tipo de juicio de la bondad o no de las tecnologías, no nos parece que esto tenga sentido, pero sí nos parece relevante comenzar a inaugurar algunas reflexiones acerca del lugar que ocupan, por qué y para qué, y en qué aspectos podemos comprender e incidir si es necesario, desde el lugar de educadores, o adultos en general. 

Paula Sibilia, una reconocida antropóloga argentina que se dedica al estudio de temas culturales contemporáneos, tiene una muy interesante explicación que a mi me ha dejado resonando mucho que es que la alta expansión de las TIC que estamos vivenciando, sería en realidad como una consecuencia de algo que buscamos y no algo que se nos impone desde afuera. Ella argumenta que no son los aparatos los que ejercen influencia o transforman al ser humano, es en realidad el hombre que ha inventado a estos aparatos porque algo ya había cambiado en nuestro mundo, en nuestro universo, que se dirige a una transformación. (Sibilia P, 2012)

Cuestiones que vienen hace tiempo transformándose hizo que fuéramos inventando estas nuevas tecnologías y nos estemos volviendo cada vez mas compatibles con los nuevos aparatos. En los temas mas recurrentes de sus ponencias, ella plantea que la construcción del sujeto, no pareciera, confinarse en la introspección, al espacio íntimo, privado, el mundo hoy nos solicita hacernos visibles y estar conectado, disponibles, reportándonos, generando y consumiendo información. (Sibilia P, 2012)

Por otro lado, desde la psicología sabemos que una característica muy importante de los seres humanos es que  el sujeto nace y se constituye en relación a otro, con otros. Por primera vez en la historia de la humanidad el hombre tendría en apariencia la posibilidad de cumplir con su anhelo de que haya otro ahí todo el tiempo, disponible en cualquier momento y en cualquier lugar. Solo se necesita estar conectado.

Más allá de que estemos preparados a recibirlas a adoptarlas entre nosotros, lo cierto es que llegaron para quedarse y se vienen observando transformaciones en distintos ámbitos como la salud, la educación, la comunicación, y fundamentalmente en las subjetividades, en los modos de ser, y en lo que me he propuesto especificar en este espacio es la participación que las tecnologías tienen en  los modos de construir la identidad y los modos atravesar la adolescencia.

Antes de comenzar con las reflexiones,  según un informe mundial de we are sócial que es una agencia de marketing y comunicación on line,  Argentina es el país con mayor porcentaje de población que usa internet en América Latina (80%), como también uno de los primeros en el mundo donde sus habitantes pasan más tiempo en las redes sociales.

De acuerdo a este sitio, los argentinos pasamos un promedio de 3 horas y 13 minutos al día en Facebook y otras redes, ocupando el tercer lugar mundial, y sólo superados por filipinos (1°) y brasileños (2°) y mexicanos (3°). (Cifras de este año)

Este último viernes 25 de noviembre concurrí a la presentación del libro El estadio del screen, editado por la editorial Letra Viva y El Sigma de edición inédita, en noviembre de 2016,  como resultado del primer congreso mundial El estadio del Screen. Incidencias de la virtualidad en la constitución del lazo social,  realizado en Buenos Aires en octubre de 2014. Me propongo compartir algunas de las reflexiones esbozadas dentro de los capítulos de sus autores, en su mayoría psicoanalistas, y  aquellas reflexiones que me surgieron particularmente de dichas lecturas para abordar el lugar que ocupan las redes sociales en el universo de la adolescencia y por qué estos, los jóvenes las han abrazado con tanta fuerza.  

Lo que plantean los autores es que para muchos jóvenes (y no tanto) las redes sociales se convirtieron en una nueva forma de generar lazos y sentido de pertenencia grupal entre los jóvenes. Así como en otras épocas ha sido el club, la plaza, la esquina, hoy es la plataforma de redes sociales como facebook, twitter, youtube, instagram. (Debo aclarar que la construcción de un espacio de pertenencia es un aspecto trascendental en el momento en que los jóvenes despegan de la seguridad del grupo familiar para la construcción de una pertenencia social donde el grupo de amigos funcionaría algo así como un espacio de transición posible para ello).

Algunas plataformas, como facebook, proporcionan en su sistema una idea de cercanía y esto ha dado paso al surgimiento de comunidades dadas por esos vínculos, interacciones, y relaciones tienen lugar en un espacio virtual.

El intercambio de mensajes entre sujetos crea lazos o los afirma y forja de esa manera un sentido de comunidad.

También la red, de una manera particular está promoviendo los medios para que pueda desplegarse de esos procesos y trabajos que –desde el psicoanálisis- reconocemos como propios de ese tránsito de la infancia a la adultez. El modo en que el adolescente atraviesa esta situación de relevo (el pasaje a la adultez) tomará causes epocales y desde esta contexto la amistad parece también posible en formato virtual. (Farres, Veloso, Dos Santos, 2016)

Se afirma esto porque uno de los aspectos más discutidos es si podemos asumir este tipo de relaciones que se dan en las redes sociales, dentro del título de “amistad”.

Si bien es cierto que no consideramos que todos los que aparecen mencionados en las redes sociales como “amigos” lo son en sentido estricto, también es cierto que no se encuentra razón alguna o no podemos afirmar de esta amistad que es de menor valor que la que se da de modo presencial, por lo menos en lo relativo a la amistad entendida ésta cómo  “Aspecto personal, puro, y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”, según lo define el diccionario de la Real Academia Española.

La pregunta que nos hacemos es ¿El lazo amistoso ha perdido intensidad por el hecho de ser virtual?

Por otro lado, en este contexto, hacer nuevos amigos, hallar viejos amigos, intercambiar ideas, fotos, imágenes, música, lanzar frases, y distinguir estos aspectos con un “me gusta” tiene un valor subjetivo importante para los jóvenes. (Segovia, 2016)

A la vez, un aspecto que merece atención es que aún cuando el otro no pueda verlo se establece una relación con él a partir de una imagen creada por el sujeto. (Segovia, 2016). El algunas ocasiones el anonimato que recrean estas plataformas, permite al joven establecer una identidad ficticia, una creación fantaseada de lo que le gustaría ser y desde ahí poder relacionarse con otros y en esa relación hay algo de ficción. El mundo virtual posibilita la recreación de esa fantasía.

Lo que cabría analizar es cuál es el alcance o los límites que esto tiene cuando es a partir de aquella imagen que el joven viene erigiendo un sentido de identidad y pertenencia, cabría preguntarse por ejemplo hasta donde puede sostenerlo en los otros y en el mismo, y cuales son las consecuencias psíquicas,  justamente porque es la imagen la que lo define.

Para muchos estar en la red es equivalente de existir. Una adolescente decía “Si no estás en facebook, para tus amigos no existís”.

Por otro lado, lo que proporciona la lógica de la red  es que el joven puede tener exposición sin estar realmente expuesto, si crea la ilusión de ser seguido, aceptado, incluido (Segovia, 2016)

Otro aspecto, que proporcionan las redes es la plataforma donde construir un índice de popularidad. Para algunos se presenta como un mandato tener la mayor cantidad de amigos posibles, ser seguidos por muchos, recibir comentarios, likes, ser compartido. Uno de los capítulos de la serie Black Mirror, que se expone en Netflix,  expone al extremo y de manera algo siniestra esta cuestión de la popularidad de las redes sociales de las que en un futuro podría llegar a generarse. Allí, los sujetos están definidos por un número que es su índice de popularidad del cual deben mantener, a cualquier precio y renunciando a ser genuino con los propios sentimientos. Este índice de popularidad va posibilitando o limitando seguir percibiendo beneficios o acceder a otros nuevos dentro de la escala social, en la amistad, a ser reconocido e incluso para mantenerse en el lugar de trabajo y acceder a atención en salud.    

Uno de los aspectos mas movilizantes es que la interacción se encuentra mediatizada por la pantalla (screen).  La mirada se vuelve a la pantalla y se aleja del rostro del otro, en algún punto, mostraría otros modos en la lectura de los afectos y de los elementos extralinguísticos que permiten la decodificación en la comunicación. Es un desafío comenzar a pensarnos desde estas conexiones posibilitadas desde lo virtual excluyendo la presencia física. La presencia se materializa a través de imágenes, fotos de perfil, emoticones, o palabras. (Farres, Veloso, Dos Santos, 2016)

Para aquellos que no están en contacto con la tecnología, la propuesta es no quedar ajenos al nuevo lenguaje en este contexto social y de relaciones personales y  desde los adultos, comprender el mundo que habitan los jóvenes en día,  aprender un nuevo lenguaje a través de estos dispositivos y que además, ya dejaron de ser fijos para transformarse en móviles permitiéndonos tener una conectividad todo el tiempo y en todo lugar.  

 


Bibliografía:

 

Nosedive Ending en Black Mirrors, tercera temporada, capítulo 1, disponible en Netflix.

Cueto Emilia, Sintiere Alberto (Compiladores) (2016) El estadio del Screen. Incidencias de la virtualidad en la constitución del lazo social. Buenos Aires. Letra Viva. El Sigma.

Sibilia Paula (2012)  ¿Redes o Paredes?. La escuela en tiempos de dispersión.  Buenos Aires. Tinta Fresca.

Incrementando el uso de las aulas virtuales en el Departamento de Desarrollo Productivo y Tecnológico

Por Silvia Sileo >>

A través del incremento en la utilización de las aulas virtuales y las herramientas que éstas ofrecen, se espera contribuir a la mejora de los aprendizajes de los estudiantes del Departamento de Desarrollo Productivo y Tecnológico. Con esta meta los docentes de este departamento están realizando reuniones con los capacitadores del Campus Virtual

Los cambios en las formas de relación sociedad-conocimiento implican que deban aceptarse modificaciones en los modos de acceder a éste: las maneras tradicionales de acceder a la educación son cuestionadas y los sujetos sociales que se educan provienen de diferentes historias y contextos. Esta realidad determina que hombres y mujeres tengan necesidades particulares para desenvolverse en esta era. En este contexto, la Universidad Nacional de Lanús se ha preocupado constantemente por mejorar las prácticas de sus docentes y los procesos de aprendizaje de sus estudiantes e impulsa, entre otras, la presencia de propuestas encaminadas a acrecentar el uso de las posibilidades que brinda su Campus Virtual. En este sentido, el Departamento de Desarrollo Productivo y Tecnológico promueve la inclusión de estrategias virtuales al interior de las asignaturas que optimicen los modos en que los estudiantes construyen su conocimiento. Así, directores de carrera, docentes y capacitadores del Campus Virtual han iniciado una serie de encuentros que tienden, en primer lugar, a identificar las asignaturas y contenidos temáticos con mayores dificultades, estableciendo un plan de mejora didáctica a través de las herramientas disponibles.

El Campus Virtual provee opciones pedagógicas – didácticas que permiten avanzar hacia la mejora continua de los procesos de aprendizaje, constituyendo currícula flexible y contextualizada. El aula tradicional se amplía, liberándose de las limitaciones témporo – espaciales que la presencialidad impone; las prácticas docentes se resignifican, y los modos de enseñar y aprender se enriquecen. 

Las aulas extendidas – entendiéndolas como “…un entorno virtual de enseñanza y de aprendizaje”, que “constituyen un espacio de ‘encuentro comunicacional interactivo’”[1] – en las asignaturas de las carreras del DDPyT permiten la incorporación de “material de consulta complementario o ampliatorio de clases presenciales”, así como también actividades que permiten a los estudiantes interactuar en forma activa con el entorno virtual y entre docente y pares. Esta interacción se extiende más allá de sus encuentros presenciales, a través de una “…comunicación flexible y mediada”, ampliando el “… acceso a la información”, [2] y promoviendo la producción y difusión del conocimiento.

De los primeros encuentros con los directores de carrera del DDPyT se ha visualizado un gran interés por la incorporación de estrategias virtuales que mejoren los procesos de aprendizaje; se ha iniciado por convocar a los docentes de aquellas materias que cuentan con contenidos temáticos de mayor dificultad para los estudiantes. Se promueve entre los docentes el trabajo a partir de la identificación de los objetivos de aprendizaje pretendidos, de las teorías que explican mejor esos objetivos y de las herramientas disponibles en las aulas virtuales que se adecuan más a dichas necesidades.[3] Se busca identificar, en una primera etapa, aquellos conceptos de mayor complejidad, que representen dificultades de comprensión por parte de los estudiantes; los profesores, junto con los capacitadores del Campus Virtual. Para ello, se están elaborando videos explicativos y presentaciones para que, una vez subidas a las aulas virtuales, los estudiantes puedan acceder a los mismos eligiendo tiempos y espacios de aprendizaje, ampliando la clase presencial. Los docentes promueven, a través de sus aulas extendidas, actividades de aprendizaje, recuperación y profundización de contenidos; los estudiantes se conectan, encontrándose con profesores, con sus pares y con los saberes propuestos, liberados del sesgo exclusivamente presencial.

El equipo del Campus Virtual, de acuerdo con las demandas que se presentan, trabaja con los docentes para que, paulatinamente, vayan incorporando herramientas didácticas virtuales contextualizadas a las necesidades detectadas.

Las Tecnologías de la Información y Comunicación median en los procesos de aprendizaje de los alumnos, máxime cuando son utilizadas como integrante cotidiano de la situación áulica. Seguramente, ya es tiempo de iniciar un camino que permita avanzar de las TIC a las TAC (Sancho Gil, 2008): las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento; en este recorrido nos encontramos hoy, transitando docentes y estudiantes, aprendiendo juntos.

En esta senda, el equipo del Campus Virtual invita a todos los docentes a utilizar las aulas virtuales y a capacitarse en sus herramientas. La mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje es objetivo de profesores y estudiantes; profundizar el uso de estrategias virtuales se convierte, en estos tiempos, en un recurso esencial.

Les recordamos a aquellos interesados, que el Campus Virtual brinda tutorías diarias acerca del uso de la plataforma Moodle. Para más información pueden comunicarse a través de las siguientes vías:

capvirtual@unla.edu.ar / teléfono: 5533-5600. Interno: 5842 / 5836

     

Bibliografia

AREA MOREIRA, M. (2002): Igualdad de oportunidades y nuevas tecnologías. Un modelo educativo para la alfabetización tecnológica. Educar. 29. Pp. 55 – 65. Disponible en http://ddd.uab.cat/pub/educar/0211819Xn29p55.pdf [ref. del 13 de mayo de 2016].

SANCHO GIL, J. (2008): De TIC a TAC, el difícil tránsito de una vocal. Investigación en la escuela. España: Universidad de Barcelona. Disponible en http://www.ub.edu/esbrina/docs/proj-tic/tic_a_tac.pdf [ref. del 13 de mayo de 2016].

 

 


[1] Disponible en https://prezi.com/bkcffvikhue_/taller-el-aula-virtual-como-aula-extendida-a-la-presencialidad/ [ref. del 21 de marzo de 2016].

[2] Disponible en https://prezi.com/bkcffvikhue_/taller-el-aula-virtual-como-aula-extendida-a-la-presencialidad/ [ref. del 21 de marzo de 2016].

[3] Fuente: Bartolomé, A. (2004). Blended Learning. Conceptos básicos. Píxel – bit, 7-20.