Megafón

Algoritmización de la cultura

En la columna sobre TIC en Feria Franca, conversamos sobre el proceso de algoritmización de la cultura: el caso Netflix y Tinder

Es innegable que la presencia y expansión de las tecnologías digitales y en particular de los entornos virtuales que han modificado la vida de los sujetos y los modos de vinculación, como así también los gustos y preferencias o los estilos de consumo. En este sentido nos referiremos a aquello que Ted Striphas denomina “cultura algorítmica”, es decir que el principio de autoridad contemporánea ya no lo tiene el canon sino el algoritmo. Si el rol de la cultura fue ordenar, clasificar y jerarquizar ideas, lecturas del mundo, elecciones – música, arte, cine, estilos de vestimenta, de vivienda, de hábitos alimenticios, costumbres y tradiciones-  ahora también son los algoritmos emergentes de las máquinas los guardianes de aquello que siempre estuvo en manos de expertos.

Algunas de las plataformas que evidencia un ejemplo de algoritmización de la cultura lo constituyen Netflix y Tinder.

Netflix surgió originalmente como un videoclub on line, su éxito se basó no sólo en la introducción de criterios que clasifican el gusto de los usuarios, (género, año de estreno, director, actor/es), sino también por las preferencias de los usuarios. “El algoritmo de recomendación se va perfeccionando a medida que se van registrando más datos y se los va correlacionando con los datos generados por una base cada vez mayor de usuarios. En este punto se incorporan datos como la hora en la que se hace la búsqueda, la ubicación, la edad y otras categorías típicas de toda estadística”.

Este fenómeno viene de la mano del crecimiento del ancho de banda que permite desarrollar la tecnología del streaming, crea la capacidad de recolectar datos. ¿Qué tipo de información es empleada por Netflix? ¿Cómo obtienen la retroalimentación? Según Elizonodo Martinez y Villatoro Tello (2015) de la siguiente manera:

  • Conocer cuando se hacen las pausas, retrocesos y/o avances
  • Qué día de la semana se ha visto ese contenido
  • Las fechas en que se ha ingresado a la plataforma
  • Durante cuánto tiempo se ha visto el contenido
  • La geolocalización del usuario
  • El tipo de dispositivo (PC, celular, televisión)
  • Las calificaciones asignadas al contenido
  • La búsquedas/navegación en la interfaz ¿Cuánto tarda el usuario en encontrar contenido atractivo?

Por lo tanto será la propia interfaz que generará datos algoritmizables. Lo interesante aquí es que el big data ofrece a las empresas los criterios para decidir que producir y cómo hacerlo, de este hecho surgen las series y producciones propias de Netflix que no son televisadas.

El otro caso lo constituye la aplicación geosocial Tinder, que permite a los usuarios comunicarse con otras personas con base en sus preferencias para charlar y concretar citas o encuentros. Utiliza como base de datos todo aquello recuperado de las redes sociales desde donde crea un perfil de usuario y “candidato”. Al registrarse en el sitio, el usuario está realizando prácticamente sin saberlo una declaración, entendida esta como “el gradiente que lleva de las palabras a las cosas y de las cosas a las palabras”[1]. Si las palabras son interpretadas y decodificadas por los algoritmos en sustitución de cualquier recomendación que puedan hacer todo humano del entorno del usuario de Tinder,  el no humano (NH) agregado a la red, traducirán los gustos, preferencias que tienen los diversos usuarios de manera tal realizar un filtro de “potenciales candidatos’, como es posible esto? los algoritmos realizan el trabajo del big data, al reunir todo el caudal de información que produce cada humano en la web, es decir algoritmizar “el uso generalizado de los algoritmos en los motores de búsqueda como los que emplean Google, Facebook y Netflix están haciendo algo más que brindar un servicio. Estas compañías realizan una importante tarea que era exclusiva de la cultura: seleccionar, procesar y difundir la información pertinente para una comunidad de hablantes[2].

 

En este entramado sociotécnico es necesario determinar qué elemento es parte constitutiva de los usuarios de Tinder y cuál es por añadidura de toda aquella información que la aplicación a incorporado a su base de datos sobre cada usuario, es decir al anexionar al juego de la conquista a una software (el cual recaba información que no fue dada conscientemente por los usuarios); éste diseña un determinado tipo de perfil, inclusive aquel que se desconoce de sí mismo.  Si en cada like, búsqueda de información o servicios en la web, descargas de músicas y videos, los correos electrónicos, la participación en foros de discusión, la aprobación de los términos y condiciones en la descarga de un programa, mis amigos y contactos en las redes sociales, mis preferencias en lecturas en línea, los usuarios vamos dejando huellas sobre las preferencias y consumos, vamos abriendo la intimidad, y a su vez ese cumulo de información   digitalizada será fácil de capturar, procesar, almacenar, distribuir, y transmitir por los sitios que se ocupan de ello y a su vez comercializan dicha información. Pero a su vez las herramientas obtienen información personal tal como los gustos, los intereses y hasta las emociones, en esta línea podríamos afirmar que los entornos digitales saben más cosas de nosotros que nosotros sabemos de sí mismos

Tinder como otras redes sociales almacenan dicha información en pos de un servicio: darle la oportunidad al usuario de cumplir con objetivo.

Con este artículo solo intentamos poner en alerta a los usuarios, a fin de reconocer aquellas cosas que suceden derivadas de cada clic que hagamos en nuestros dispositivos móviles, como así también darle valor a la idea de autonomía de los individuos, en tanto no dejar al azar la potestad de los sujetos de realizar libres elecciones, nos referimos al ejercicio legítimo de defender el derecho del uso de nuestros datos. El gran negocio de comercialización del big data no dejara lugar para reclamos, ni resistencias. Pero debemos dejar en claro que existe cierta “complicidad” por parte de los propios usuarios al desconocer cuales son los límites. Mientras tanto nos presten un servicio conforme a nuestras necesidades dejaremos librado al mercado que, como a quien beneficiar con la información que proporcionemos.  

Para escuchar el programa de radio:


[1]  Latour, B. (1998), La tecnología es la sociedad hecha para que dure. En Sociología simétrica, Miguel Domenech y Francisco Tirado (Eds.), Barcelona, Gedisa

[2] Elizondo Martínez, Jesús Octavio y Villatoro Tello, Esaú (2015). «Cultura algorítmica y tecnologías del lenguaje humano», En: Jesu?s Octavio Elizondo (ed.) Cultura visual y sistemas de significacio?n: dando sentido a los algoritmos, los medios y la creatividad en el espacio de la comunicacio?n.  Me?xico D.F.: Universidad Auto?noma Metropolitana, DCC Divisio?n Ciencias de la Comunicacio?n y Disen?o, Pp. 15-28

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Scratch como posibilidad para la creación y el aprendizaje

 

Este martes en nuestra columna en Feria Franca, hablamos sobre la importancia que adquieren los videojuegos creados por los usuarios jugadores. En este sentido haremos referencia a Scratch como sitio abierto y gratuito que permite tanto a niños como adultos ser artificies de sus propios juegos sin tener conocimiento de programación alguno.

En ediciones anteriores de nuestra columna hemos abordado el tema de la Gamificación como estrategia para el aprendizaje.  Recordemos que al hablar de este concepto estamos haciendo alusión a las mecánicas del juego digital que favorece la adquisición de determinados contenidos conceptuales, pero también pueden ser utilizados para mejorar habilidades motoras y cognitivas, descubrir estrategias de acción para la toma de decisiones, estimular el trabajo colaborativo, y la concentración, entre otras  posibilidades.

Cabe destacar la importancia que poseen los juegos en general, dado que favorecen al espacio de constitución subjetiva, como así también de sublimación y elaboración de situaciones traumáticas, al decir de Winnicott (2003) “hacer activo lo vivido pasivamente”[1].

Entonces cobra más fuerza la idea de proponer actividades lúdicas con videojuegos. Dado que son varias las habilidades que se ponen en manifiesto: las tácticas y las estrategias de que deben desplegarse, la capacidad de anticipación, las lecturas de conjunto, las habilidades  motoras combinadas con decisiones intelectuales, la rapidez en la expuesta, el conocimiento de las posibilidades de los otros  (juegos en red), la capitalización de la experiencia.

Ahora bien, ¿cuál sería el salto cualitativo entre jugar videojuegos y ser artífices de los propios? La posibilidad de crear, razonar, experimentar, entender, pensar creativamente y trabajar colaborativamente, en definitiva ser el autor de historias y situaciones a la medida de los deseos y necesidades de cada usuario.  Para ello, contamos con un sitio en la web llamado Scratch, el cual le permite a cada persona programar sus propias narraciones interactivas, juegos y animaciones como así también compartirlas en la comunidad de Scratch. Lo interesante radica en el hecho que no es necesario conocer ni manejar lenguaje de programación y que en dicha comunidad comparten historias niños, jóvenes y adultos con cualquier nivel de formación, todos pueden jugar los juegos de otros o mejorarlos y/o modificarlos.

Para ampliar la idea anterior, los invitamos a ver y escuchar el relato de la experiencia de un niño de 10 años en la ciudad de Vallodolid, España, que nos ilustra cómo es esto de ser programador sin tener conocimientos de programación:

Video: https://www.youtube.com/watch?v=9hUjhIfs-bw

Para explorar Scratch: https://scratch.mit.edu/

Para escuchar el programa:

 

 


[1][1] Levy, D (2013  )Subjetividades en la era de internet. En: Entre adolescentes y adultos en la escuela” Paidos, Buenos Aires

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Voluntariado: TIC para la inclusión social

En la columna de radio en Feria Franca de esta semana, conversamos con algunos de los docentes que acompañaron al “Proyecto del Voluntariado: TIC para la inclusión social”.

 

TIC para la inclusión social constituyó un proyecto encuadrado en el Programa de Voluntariado Universitario 2014[1], dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Dicho proyecto fue llevado a cabo por profesionales de la Universidad Nacional de Lanús,  quienes desde su rol en el Campus Virtual se han propuesto consustanciarse con los lineamientos del proyecto institucional de la UNLa, en especial aquellos dirigidos a fortalecer la misión social que tiene la universidad.

El proyecto se inscribió en el eje “Medios audiovisuales y democracia”, promocionado por el  programa Voluntariado Universitario 2014, y en especial se vincula con la temática de la democratización comunicacional.

 

Uno de los desafíos de este proyecto fue el trabajo de articulación intra-institucional entre docentes y estudiantes de las carreras de Educación, docentes y estudiantes de la Licenciatura en Informática Educativa, en conjunto con los profesionales de la Radio Megafón y con el apoyo de docentes de la carrera de Audiovisión.  

Con esta propuesta se tendió a fortalecer a la comunidad de la localidad de Lanús y alrededores, a través de la implementación de un taller de producción radial desde la articulación de todas las áreas convocadas. Los destinatarios directos fueron los jóvenes del “Programa Permanente la UNLa de los Jóvenes”, en edades que oscilan entre 13 y 17 años.

Las acciones de este proyecto estuvieron vinculadas a lograr entre los jóvenes, un uso democrático de las Tecnologías para la Información y la Comunicación, desde la alfabetización en las aplicaciones multimediáticas que la web 2.0 tiene para ofrecernos. Se favoreció el uso consciente, pedagógico de las mismas a través de las producciones logradas.

Asimismo, con la intención de afianzar la participación activa de los jóvenes con su comunidad y fortificar su identidad ciudadana, se realizaron salidas a diversos espacios culturales de la ciudad como las visitas a la Fragata Sarmiento y La Feria del Libro Infanto Juvenil.

Como uno de los objetivos centrales, se fomentó entre los jóvenes la apropiación de diversos estilos narrativos en la formación de competencias de producción textual y el desarrollo de habilidades de comunicación y expresión con el propósito de anticiparlos en una exitosa inserción en la comunidad universitaria.

Para los estudiantes de las diversas carreras, el proyecto se comprometió a brindar respuestas a las exigencias de formación que interpelan a los mismos como futuros profesionales y  sujetos competentes y hábiles para desenvolverse con éxito en la sociedad del conocimiento.

Concretamente este proyecto impulsó a través de la implementación de un taller de producción radial, generar condiciones de construcción de conocimientos integrando posibilidades estéticas y expresivas para promover formas de vinculación con el saber más creativas y plurales.

Este proyecto se inició como estrategia de inclusión educativa, social, cultural y desde un espacio de oportunidad para los jóvenes y estudiantes de las carreras para que puedan pensarse como sujetos activos y protagonistas en la sociedad del conocimiento. La universidad no se piensa únicamente desde una dimensión académica, sino que trasciende sus fronteras integrando a jóvenes de la comunidad en actividades diseñadas desde una perspectiva política, pedagógica y social.


[1] El Programa de Voluntariado Universitario desarrollado por la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado del Ministerio de Educación de la Nación se inscribe dentro de un proyecto político que considera que la Educación Superior es prioritaria para el crecimiento de un país en todos sus aspectos, y que por ello debe ser un medio para la producción de conocimiento y la redistribución del mismo hacia toda la sociedad. http://portales.educacion.gov.ar/spu/voluntariado-universitario/

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6/10/2017 > Multitudes inteligentes (O la unión de las mentes hace a la fuerza)

En esta columna de Feria Franca conversamos sobre un concepto fundamental que viene despertando la curiosidad de los expertos en el campo de la educación y la sociología, se trata de “Multitudes inteligentes”. Nos ayudará a pensar en esto la Lic. Cecilia Sagol, docente en el Ciclo de Lic. en Tecnologías Digitales para la Educación de nuestra Universidad y coordinadora de contenidos del portal Educ.ar

¿Cómo pensar en comunidades colaborativas?

Hace una década, el antropólogo Pierre Levy ya había expuesto ciertos conceptos fundamentales para pensar las interacciones sociales y la construcción del conocimiento en forma colaborativa. El homo sapiens en su evolución y relación con el medio fue generando una estructura lingüística en el intento de superarse, pero hoy con todos los desafíos que nos presenta la sociedad de la información, se abre un panorama distinto y complejo. Los encuentros entre los sujetos ya no son del cara a cara, el ciberespacio habilita una ventana que potencia la capacidad de generar valor entre las personas.

Como especie humana podemos elegir seguir trabajando separados o afrontar las complejidades del mundo, pararse frente al mercado al Estado y generar valor desde lo colectivo, un ejemplo claro es como los intelectuales del siglo de las luces no pensaron solos, un estudio demuestra como esos intelectuales interactuaron a través de 55.000 cartas, hubo viajes, visitas, es decir siempre los seres humanos se unieron para agregar valor al conocimiento.

En esta línea y un poco más tecnológico Hardward Rheingold nos ayuda a pensar en multitudes inteligentes: “grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas —políticas, sociales, económicas— gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos”. El autor avizora aquí un panorama bastante amplio en cuanto a nuevas prácticas sociales refiere, basadas en la cooperación propiciados por las nuevas tecnologías y el acceso permanente a Internet móvil inalámbrico en la mano.

Lo que ha observado Rheingold hace más de diez años fue como la gente conectada a dispositivos móviles, en diferentes tiempo y lugar se ha transformado en la base material para una acción colectiva y para pensar en algo que se llame tecnologías de la cooperación, si estamos todos conectados y pensando colectivamente, esto sería el sustento de una “arquitectura de la participación”. Siguiendo a Rheingold  sería una especie de tecnosocialidad, estamos ante una era donde muchas de las operaciones políticas y sociales tienen un espacio importante en el ciber espacio.

Revisa las leyes de las redes, y lo que observa es crecimiento exponencial desde los márgenes, también la periferia participa en una acción colectiva diferente. Se visualiza un potencial en las formas de construir conocimiento colectivo, con unos otros, que ya no son los que conozco cara a cara,  esto constituye un salto en el saber. Un ejemplo de estas inteligencias colectivas es Wikipedia, aquí la acción colectiva, integrando aportes de varios colaboradores lo convierten en un espacio integral de la cooperación, que le suma dinamismo al actualizar constantemente la información, logrando así lo que las editoriales del papel impreso no consiguen, que es la adaptabilidad y la rapidez en la exposición del conocimiento. Pero esto  requiere verificación,  que todos participemos activamente, cuanto más activa sea la participación más colaborativo el engranaje.

Ahora pensemos como llevar estos mecanismos al  aula, haciendo uso de las variadas posibilidades que nos ofrecen las tecnologías, imaginemos  una nueva oportunidad de generar aprendizajes en conexiones entre docentes y estudiantes a través del trabajo colaborativo, asumiendo la complejidad del conocimiento.

Howard Rheingold nos propone este desafío a través de lo que él denomina “la próxima revolución social”, la de las multitudes inteligentes, conformada por un conglomerado de componentes tecnológicos, económicos y sociales que posibilitan nuevos tipos de interacción social hasta hace poco inconcebibles. Los microprocesadores, versátiles y portátiles, se han ido convirtiendo en “artilugios inteligentes de intercomunicación”. Se comienza a gestar así, de alguna manera, lo que el autor llama la “próxima revolución social”.

Este es nuestro desafío como educadores, poner en valor la unión de las mentes y la predisposición para pensar en equipo.

 

 

Material de consulta recomendado para abordar la temática planteada en la columna de hoy:

Stepen Jonshon ¿De dónde provienen las buenas ideas?

https://www.youtube.com/watch?v=AC2zhkhCf2M

Levy, Pierre (2007)  Inteligencia Colectiva. Ediciones Loyola, San Pablo

Rheingold, H. (2004). Multitudes inteligentes. La próxima revolución social (Smart Mobs). Recuperado en: http://www.redalyc.org/pdf/860/86011409027.pdf Fecha de consulta 2/10/17

21/09/2017 > Radio Megafón: Repositorios digitales

Como todos los martes desde el Campus Virtual participamos del programa Feria Franca con la columna de TIC a cargo de Alejandra Fernández, en esta ocasión junto a nuestra invitada Elvira Lofriego, Directora de la Biblioteca Rodolfo Puiggrós UNLa para hablarnos sobre los sistemas de almacenamiento de información, en particular los “Repositorios digitales”.

¿Qué son los repositorios digitales?

Los repositorios digitales son sistemas de información que permiten el almacenamiento, organización, preservación, acceso y difusión de la producción de una institución o de una disciplina. Si se trata de una institución, se habla de un repositorio institucional. Si se trata de una disciplina, se refiere a un repositorio temático, para bibliotecarios y documentalistas.

El repositorio digital de la UNLa constituye un archivo electrónico de la producción académica, científica, tecnológica y artística de una institución, almacenada en formato digital, en el que se permite la búsqueda y la recuperación para su posterior uso nacional e internacional.

El mismo permite importar, identificar, almacenar, preservar, recuperar y exportar un conjunto de objetos digitales, generalmente desde un portal Web. Esos objetos digitales son descritos mediante meta datos que facilitan su efectiva recuperación.

El nombre que lleva nuestro repositorio no es casual, así como los edificios de la UNLa recuperan los nombres de aquellos referentes del Pensamiento Nacional, el repositorio digital hace honor al historiador José María Rosa. En este sentido, nuestra rectora Ana Jaramillo nos recuerda que los documentos del Repositorio en acceso abierto colaborarán para que nuestros investigadores científicos así como nuestros docentes y estudiantes, sean conscientes que es todo un pueblo el que nos asigna los recursos con que contamos y al que debemos rendir cuentas[1].

¿Cómo surgen los repositorios?

Los repositorios nacen del movimiento de acceso abierto, el cual promueve el acceso libre, sin restricciones, lo cual se traduce no sólo en la acción de búsqueda de materiales (textos, artículos, papers, etc) sino también que el mismo pueda ser leído, descargado, distribuido y utilizarlo con propósitos vinculados a la producción (o consulta) académica. Por otro lado, estas plataformas tienen la particularidad de enlazar los textos completos de los artículos científicos, lo cual facilita al lector la búsqueda de la fuente original.

Adscribiendo al Movimiento de Acceso Abierto, nuestra Universidad ha creado su propio repositorio, con el objetivo de posicionar la producción académica de la UNLa en el actual escenario mundial de las Tecnologías de Información y Comunicación, como estrategia para dar a conocer la institución, ante el reto de internacionalización de las universidades y la escasa visibilidad de la producción científica en español y especialmente proveniente de los países latinoamericanos es una necesidad cada vez más imperiosa.

Por otro lado, recordemos que el Estado es el principal promotor de la investigación científica en la Argentina a través del financiamiento de sus actividades y por lo tanto, el acceso público y gratuito a la producción científico-tecnológica contribuye no sólo al avance de la ciencia, sino al incremento del patrimonio cultural, educativo, social y económico.

¿Cómo utilizar el repositorio institucional?

Generalmente las instituciones utilizan un repositorio digital con el fin de socializar la producción académica, conservar los materiales producidos, organizar las investigaciones realizadas en la propia institución y dar relevancia al cúmulo de escritos académicos.

 ¿Cómo acceder al repositorio digital José María Rosa?

Para acceder a nuestro repositorio no es necesario ser docente, estudiante o trabajador de la UNLa, al ser de acceso abierto cualquier usuario interesado  puede ingresar al sitio.

Los documentos alojados allí pueden ser leídos en línea o descargados en cualquier formato en forma libre y gratuita teniendo en cuenta las condiciones de uso de dichos materiales.

¿Qué es el Movimiento de Acceso Libre?

 Se define Acceso Abierto (Open Access) según la BOAI (Budapest Open Access Initiative) (2) como una revista que promueve el acceso abierto a la literatura científica, principalmente a los artículos de revistas revisadas por pares. Este acceso abierto implica “su disponibilidad gratuita en Internet, para que cualquier usuario la pueda leer, descargar, copiar, distribuir o imprimir, con la posibilidad de buscar o enlazar al texto completo del artículo, recorrerlo para una indexación exhaustiva, usarlo como datos para sofware, o utilizarlo para cualquier otro propósito legal, sin otras barreras financieras, legales o técnicas distintas de la fundamentales de acceder a la propia Internet”. Plantea además que la única limitación en la reproducción y distribución y el único papel del copyright en este dominio debe ser dar al autor control sobre la integridad de su trabajo y el derecho a ser citado y reconocido apropiadamente.[2]

Más información sobre nuestra biblioteca Rodolfo Puiggrós UNLa:

 

 

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[1] http://repositoriojmr.unla.edu.ar/greenstone/cgi-bin/library.cgi

[2] Caballero Uribe, C. Alonso L (2008) La importancia del Movimiento por el Acceso Abierto (Open Access) en la medicina de hoy. Salud Uninorte, vol. 24, núm. 1, 2008, pp. i-ii Universidad del Norte Barranquilla, Colombia. Recuperado en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81724101 Fecha de consulta 18 de septiembre